DEMENCIA SENIL EN PERROS Y GATOS

La demencia senil en perros y gatos, se define como una variedad de síntomas caracterizados clínicamente por pérdida de la capacidad intelectual, que incapacita al animal que lo sufre para realizar tareas comunes de la vida diaria. Los perros ancianos empiezan su proceso de envejecimiento entre los 6 y 10 años. Las razas grandes y gigantes envejecen antes que los de menor tamaño.

En 1995, Ruehl y sus colaboradores propusieron el término Síndrome de Disfunción Cognitiva (SDC) para describir este conjunto de cambios conductuales y cognitivos observados en algunos perros durante el envejecimiento.  El SDC se asocia en la mayoría de los casos a un trastorno neurodegenerativo que se caracteriza por un deterioro gradual de la capacidad del animal para percibir su entorno e interaccionar con el de forma normal y que cursa durante un prolongado periodo de tiempo (18-24 meses ó mayor) (1-3).  Algunos estudios demuestran que, en los casos severos de disfunción cognitiva en animales, se encuentran las mismas lesiones neuropatológicas que en personas con demencia (4).

El 65% de los caninos entre 11 y 16 años de edad presentan por lo menos un signo de Disfunción Cognitiva (DC). Con 11 y 12 años se presenta un 30% y con 15 y 16 años un 60% de pacientes afectados (5-6). El 50% de los felinos de entre 11 y 15 años de edad y el 75% de los de 16 a 20 años tuvieron problemas de deterioro conductual y cognitivo. Las hembras son más frecuentemente afectadas que los machos (65%).

Si bien el Síndrome de Disfunción Cognitiva es común en perros y gatos viejos, normalmente los propietarios no saben reconocer los síntomas del mismo y lo asocian al envejecimiento normal del animal (7). Como consecuencia de esto, no toman medidas para frenar el desarrollo del mismo y mejorar así la calidad de vida del animal.


¿Cuáles son los signos que indican que nuestro perro o gato padece un proceso de envejecimiento senil?

Los signos clínicos que ayudan al establecimiento de un diagnóstico de un estado de demencia requieren la presencia de uno o más de los siguientes:

  • Confusión: Disminuye la actividad y se muestran desorientados. El animal no se orienta bien en el espacio, se pierde en lugares que le son familiares y no puede sortear obstáculos. Además, presentan problemas para desarrollar las órdenes previamente aprendidas. En el caso de los gatos, es el síntoma más predominante en ellos, el gato se muestra deambulando y confuso, ya que es posible que no recuerde donde se encuentra su comida o su arenero.
  • Disminución de las respuestas sensitivas a estímulos. Disminuye su respuesta a distintos estímulos, se observa pérdida de interés y no disfruta del contacto humano.
  • Cambios en el comportamiento: Incrementa la irritabilidad de los animales. El gato reclama más atención por lo tanto se vuelve más agresivo. Disminuye la interacción con otros miembros de la familia. Otros animales por el contrario,  pueden desarrollar una gran conducta de apego generando un cuadro clínico conocido como "Ansiedad por Separación".
  • Vocalización excesiva: Con la vista, oído y función para percibir su entorno disminuida, el animal sufre un aislamiento social, que muchos perros compensan ladrando de manera constante. En otras ocasiones, el ladrido es una respuesta de angustia ante situaciones de ansiedad que le produce encontrarse en un ambiente que no reconoce o a la ausencia de los propietarios. En el caso de los gatos, si maúllan de forma reiterada durante la noche pueden estar expresando desorientación en la oscuridad, lo que le causa nerviosismo y ansiedad.
  • Cambios en los patrones del sueño: Muestran pérdida de interés y pasan durmiendo gran parte del día y por la noche deambulan sin rumbo. Presentan la mirada perdida y caminan sin ningún objetivo en concreto. Vuelven una y otra vez sobre sus pasos sin descanso.
  • Pérdida de hábitos higiénicos: En el caso de los perros comienzan a hacer sus necesidades dentro de casa cuando nunca antes lo habían hecho. Por su parte, los gatos son animales muy limpios que pasan gran parte del día acicalándose, el gato con demencia senil ha perdido el interés en su propio aseo y podemos observar el pelaje menos brillante y cuidado.
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¿Cómo se diagnostica?

Es importante tener en cuenta que los cambios de conducta mencionados pueden ser consecuencia de un problema médico subyacente y no tienen por qué pertenecer específicamente a un problema de disfunción cognitiva.

Por lo tanto, antes de diagnosticar una demencia senil en nuestra mascota, debemos descartar en primer lugar las posibles patologías orgánicas que pueden provocar cambios de comportamiento en nuestro animal y que no están asociadas a la edad, sino a un problema de salud. Por ejemplo:

  • Que el animal se orine en casa puede deberse a un fallo renal, a una diabetes, a un síndrome de cushing. La piómetra en hembras aumenta la ingesta de agua y la producción de orina...
  • Que el animal se muestre más agresivo puede deberse a presencia de dolor físico, por ejemplo por artrosis.
  • El gato puede dejar de asearse por dolor....

Por lo tanto, la recomendación clínica es valorar al animal para descartar todos estos problemas orgánicos antes de realizar un diagnóstico definitivo de un Síndrome de Disfunción Cognitiva del perro o del gato geriátrico. Pues si hay un problema médico de fondo el tratamiento de la demencia senil del animal no resolverá el problema. Es el veterinario el único profesional cualificado para hacer una correcta evaluación y diagnóstico del paciente.

En la Clínica Veterinaria Las Lagunas, como parte de Nuestra Campaña de CHEQUEO GERIÁTRICO, además de un reconocimiento exhaustivo del paciente y la realización de pruebas médicas complementarias que nos ayudan a conocer el estado general del animal, llevamos a cabo un test a los propietarios para detectar si su mascota presenta síntomas de disfunción cognitiva que necesiten tratamiento.

 

Tratamiento de la demencia senil:

La atención veterinaria es imprescindible para poder realizar el diagnóstico de la enfermedad. En el caso de ser positivo, debemos aclarar que la demencia senil no tiene cura, pero es posible paliar sus síntomas, para mejorar la calidad del perro.

Los dueños sufren mucho la demencia senil de su perro o gato, pues ven que progresivamente como van disminuyendo sus facultades y dejan de ser quieres fueron. Por ese motivo debemos hacer todo lo posible para que nuestro fiel amigo transite esta etapa con la mayor calidad de vida posible.

Existe tratamiento médico que mejora el riego cerebral y ayudan a disminuir los signos de la enfermedad. Pero siempre debe ser administrada bajo el asesoramiento de  un veterinario. Los animales con SDC responden muy bien a la medicación y en poco tiempo vuelven a ser los mismos locuelos que conocimos y tanto queremos.

A parte de la medicación crónica, podemos hacer algunos cambios en casa para mejorar la calidad de vida de nuestro abuelito:

  • Para Perros:
    • Paseos cortos.
    • Adiestramiento en positivo de órdenes sencillas.
    • Juegos de tira y afloja.
    • Juegos de esconder y buscar objetos o premios.
    • Juguetes interactivos en los que esconder comida en su interior tipo Kong®.
    • Juguetes masticables.
    • Incrementar el número de salidas a la calle o crear (en casa) un área de eliminación y premiarles por usarla.

 

  • Para Gatos:
    • Minimizar los cambios en su entorno, por ejemplo no cambies la distribución de los muebles.
    • Reservar una habitación donde el gato pueda permanecer tranquilo cuando recibas visitas que puedan estresarle.
    • Incrementar la frecuencia de las sesiones del juego.
    • Asear al gato con un cepillo de cerdas suaves para así ayudarle a mantener un buen estado del pelaje. También puede utilizarse toallitas húmedas para ellos. En el mercado hay un gran variedad. Cortar las uñas del gato, porque cuando van cumpliendo años dejan de afilarlas y cuidarlas y pueden llegar a clavarse en las almohadillas del animal.
    • Colocar rampas si es que tu gato no puede acceder a los lugares habituales donde la gustaba pasar algún tiempo.

 

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BIBLIOGRAFÍA

1. Milgram NW, Head E, Weiner E, Thomas E: Cognitive functions and aging in the dog: acquisition of nonspatial visual tasks. Behav Neurosci 1994; 108:57- 68.

2. Cummings BJ, Head E, Ruehl W, Milgram NW, Cotman CW: The canine as an animal model of human aging and dementia. Neurobiol Aging 1996; 17:259-68.

3. Cummings BJ, Head E, Afagh AJ, Milgram NW, Cotman CW: Beta amyloid accumulation correlates with cognitive dysfunction in the aged canine. Neurobiol Learn Mem 1996: 66:11-23.

4. Koppang N. Canine ceroid lipofuscinososis-a model for human neuronal ceroid lipofuscinososis and aging. Mech Ageing Dev. 1973; 2:421-445.

5. Azkona G, García-Belenguer S, Chacón G, Rosado B, León M, Palacio J: Prevalence and risk factors of behavioural changes associated with agerelated cognitive impairment in geriatric dogs. J Small Anim Practice 2009; 50:87-91.

6. Yalcin E, Kasap S, Demir G: Prevalence of behavioral changes associated with aged-related cognitive impairment in geriatric dogs, Bursa, Turkey. JVA 2010; 9:1828-1832 23.

7. Osella M, Re G, Odore M, Girardi C, Badino P, Barbero R, et al. Canine cognitive dysfunction syndrome: Prevalence, clinical signs and treatment with a neuroprotective Natraceutical. Applied Animal Behaviour Science. 2007; 105: 297-310.